“Ganador y perdedor, Una antigua ley, Ganador y perdedor, El nuevo orden mundial aquí está”

Ángeles caídos – La Polla Records

Nicolás Carrillo

Deshumanización, conectividad y nuevas verdades.

Buscaremos reflexionar sobre las modificaciones que han producido en nuestra vida cotidiana, principalmente, en nuestra vida vincular, los procesos de digitalización. No hay tecnología inocua o neutral, todo desarrollo surge a partir de un entramado de ideas, valores y poderes que se “materializan” en esa invención. Vivimos un Semio capitalismo: control de las personas mediante la comunicación, la información y explotación del conocimiento para reproducir el capital. La tecnología no está aislada de las relaciones de poder, es parte de la lógica capitalista de acumulación y reproducción del capital.

DESHUMANIZACIÓN

1- En esta etapa, los seres humanos aprenden más del vocabulario de una máquina que de sus propias madres y padres. Existe una creciente disociación del aprendizaje del lenguaje de la experiencia afectiva corporal y, por otro lado, una virtualización de la experiencia del otro.

El acceso al lenguaje está arraigado en la relación afectiva entre el cuerpo del infante y el de la madre. Cuando este proceso se suspende, se reduce a un intercambio entre la máquina y el cerebro humano, volviéndose simplemente operacional y generando sufrimientos psíquicos.

Por otro lado, la virtualización implica una comunicación con entidades distantes cuyos cuerpos no pertenecen a un espacio sensitivo y sensible. Se juega menos y se comparte menos entre niños; en cambio, se interactúa más con dispositivos. La sensibilidad está en peligro.

La empatía no es una emoción natural, sino una condición psicológica susceptible de ser cultivada. Esto produce cambios en la empatía y la sensibilidad, evidenciando la precariedad contemporánea de la vida.

La precariedad no sólo es la condición laboral en la desterritorialización global. El tiempo ya no pertenece a los individuos; se transforma en un vortice despersonalizado que explota la energía nerviosa para sumirnos en la lógica del capitalismo total.

El trabajo cognitivo actual, sujeto a la precariedad, no requiere un espacio físico determinado, lo que nos desterritorializa. Nuestro trabajo ya no está ligado a un lugar específico, rompiendo la cohesión social y favoreciendo la pérdida de identidad local.

A partir de ahora, como en un videojuego, los fuertes tienen derecho a ganar y depredar a los más débiles. Esa es la lógica subyacente. Se construye subjetivamente que estamos en el fin de la lucha de clases. Las únicas categorías que quedan son las de ganador y perdedor.

El absolutismo capitalista se basa en la adhesión de las masas a la filosofía de la selección natural. El capitalismo se basaba en la explotación de la energía física; el semiocapitalismo, en la sumisión de la energía nerviosa de la sociedad.

Hay un concepto cultural ligado a una visión del futuro como expansión infinita. En “Los límites del crecimiento” (1972), el Club de Roma habló de la naturaleza finita de los recursos naturales. El capitalismo respondió instigando una transformación cognitiva de la producción, implicando al cerebro como unidad primaria.

Esto genera límites en la atención, energía psíquica y sensibilidad. Avanza la bipolaridad y la hiper-saturación. Las personas con depresión se sienten culpables, generando rupturas violentas. En la época de Freud, vivíamos en una sociedad represiva; hoy, el contexto es de hiper-estimulación, movilizando energía nerviosa hacia violencia y agresividad social.

CONECTIVIDAD

2- En su origen, se creyó que las redes sociales fomentarían la cultura participativa y construirían comunidades, pero fueron incorporadas por grandes empresas. Estas empresas acceden a datos personales de usuarios y codifican la información en algoritmos que moldean la socialidad en línea.

Se produjo un cambio de una comunicación de red a una socialidad moldeada por plataformas. De una cultura participativa a una cultura de la conectividad. Las tecnologías de la comunicación evolucionaron como parte de las prácticas sociales cotidianas y culturales, influyendo en la vida diaria.

A medida que avanzaba la web, más personas trasladaron sus actividades cotidianas a entornos en línea. Las plataformas se programaron para ofrecer servicios personalizados. Muchas surgieron como iniciativas comunitarias, pero luego se incorporaron a la economía general.

Las plataformas de medios sociales alteraron la naturaleza de la comunicación pública y privada. Las empresas permeabilizan actividades sociales, respondiendo a necesidades de usuarios. Se iniciaron con motores de búsqueda, redes sociales y sitios de juegos, avanzando la socialidad y creatividad en línea.

Originalmente, las computadoras y tecnologías de la información tenían una reputación dudosa, considerándose instrumentos de control. Sin embargo, la contracultura nerd impulsó el desarrollo de la industria informática.

La invención del WWW en 1991 permitió el desarrollo de aplicaciones comunitarias. Sin embargo, la contracultura dio paso al capitalismo. La web 2.0 prometió una comunicación bidireccional y democrática. Las plataformas siguen el rastro de deseos y reducen relaciones a algoritmos. Aunque las empresas enfatizan la conexión humana, las plataformas dirigen la socialidad cotidiana. Los usuarios comparten información privada y reciben publicidad.

Se construyen valores sociales que afectan prácticas culturales y el intercambio social. Estamos arraigados en una ideología que valora la jerarquía, competencia y el lugar del ganador.

VERDAD

3- La tecnología tiene una singular y perturbadora vocación en la actualidad: anunciar la verdad. No sólo se encarga del almacenamiento, sino que también divulga de modo automatizado el tenor de situaciones de toda índole; es decir, lo digital se dirige como una potencia aletheica.

Una amplia parte de las ciencias algorítmicas toma, desde ahora, un camino resueltamente antropomórfico. Ningún artefacto había sido resultado de una voluntad de reproducir nuestras aptitudes de modo idéntico. Anteriormente, sólo buscaban paliar nuestros límites corporales o eran dispositivos dotados de una mayor potencia física que la nuestra.

Ahora, las arquitecturas computacionales buscan emular el cerebro humano, que se convierte en el paradigma a duplicar. Se intenta alcanzar sistemas con una contextura supuestamente análoga a la de nuestro cerebro. Estamos en la era antropomórfica de la técnica, que busca ser más rápida, eficaz y fiable que el propio ser humano, gestionando sin errores la casi totalidad de los sectores de la comunidad.

Se busca computarizar las actividades bancarias, las finanzas, las justicias, las prácticas militares y los vehículos llamados autónomos. Se pretende hacer una tecnología integral y orientar los asuntos humanos desde lo alto de la autoridad tecnológica, que definirá, por ejemplo, a quién otorgar un préstamo bancario, buscando organizar la sociedad en función de criterios principalmente utilitaristas. La llamada inteligencia artificial se ha convertido en una gran causa nacional de los grandes países que intentan liderar ese proceso de las tecnologías llamadas cognitivas, entre los que se encuentran Estados Unidos, China, Francia y también Rusia, entre otros. Los Emiratos Árabes crearon un ministerio de inteligencia artificial.

Hay quienes dicen que la inteligencia artificial está consagrada, a largo plazo, a erradicar la raza humana. A partir de ahora, nos consideramos libres porque no hay fuerza coercitiva que nos lo impida, pero se nos resta posibilidad de autodeterminación.

Vamos hacia una sistematización que promete aplicarse a todos los segmentos de la vida humana. Lo digital es una instancia que va a orientar todos los comportamientos, destinados, en todo momento, a ofrecer un marco de existencia individual y colectivo que se supone mejor administrado.

Vamos hacia una “mano invisible” automatizada, y en este aspecto, la inteligencia artificial converge para organizar el fin de lo político. Vamos hacia una superinteligencia omnipotente.

Si bien se la denomina “inteligencia artificial” porque los términos que usamos contribuyen a forjar nuestras representaciones, se trata de una función que se limita al tratamiento de flujos informacionales abstractos. No existe inteligencia que pueda vivir aislada, y de ningún modo nos enfrentamos con una réplica de nuestra inteligencia, ni siquiera parcial. Estamos ante un abuso de lenguaje que nos hace creer que esta inteligencia estaría naturalmente habilitada para sustituir a la nuestra con la finalidad de asegurar una mejor conducción de nuestros asuntos.

Tenemos que vivir este conflicto de racionalidades en la medida en que cada una de ellas compromete valores y determina modalidades de existencia opuestas en todos los puntos. Esta es una lucha política de nuestro tiempo. No debemos aceptar una conducción automatizada de los asuntos humanos, ni la anunciación robotizada de la verdad y sus principios que la sustentan.

La propagación de un antihumanismo radical busca instaurar un modo de existencia cada vez más sometido a esquemas racionales que favorecen el apogeo de estructuras asimétricas de poder. No es un desarrollo tecno-científico, sino feudos tecnológicos que buscan reproducción de capital, concentración económica y nuevas formas de dominación.

LECTURA COMPLEMENTARIA:

  • HEROES, Franco Berardi.
  • LA CULTURA DE LA CONECTIVIDAD, José Van Dijck.
  • EL SUPERYO DEL SIGLO XXI, Erik Sadin.